En el barrio de San Juan de Iruña, converge el carnaval urbano con el carnaval rural .Se trata del carnaval rural más antiguo de la ciudad, sus inicios se remontan al año 1977. Un grupo de vecinos y vecinas del Colectivo Cultural Donibane,trajo a un barrio por aquel entonces de nueva creación como era San Juan, costumbres y tradiciones arraigadas en muchos pueblos de Navarra, pero casi olvidadas y prohibidas en la gran ciudad.Importaron así de la tradición rural la puska biltza o cuestación. La de los pueblos era de casa en casa pidiendo comida, mientras que en el barrio era un recorrido por los comercios y bares. Lo que en aquel principio parecía una locura, se convirtió en un carnaval de éxito y referencia. De hecho, hoy en día ya no extraña ver por el barrio por febrero, a momotxorros, txatxos, hartza, akerra, oreina, sorginak ataviados con sus ropajes y máscaras y creados con pieles y cráneos de animales, y armados de palos y sardes, acompañados de música y haciendo disfrutar a los vecinos con el espectáculo. La iniciativa, que durante años hicieron posible colectivos como Ahari Kultur Taldea o la Comisión de Fiestas de San Juan, hoy sigue celebrándose de la mano de San Juan Xar, que aglutina a la mayoría de agrupaciones de un barrio cada vez más unido y con más ganas de hacer cosas. Primero trajeron personajes de carnavales como Alsasua o Lantz, pero después lo nutrieron con otros propios, extraídos de los cuentos y leyendas de la mitología vasca. Así nacieron, por ejemplo Ahari, el genio que servía como almohada a Mari, diosa que solía tomar forma de carnero; el gentila, un gigante del folklore vasco; el zaldia, especie de animal que representa ciertos genios subterráneos; o el zezengorri (toro rojo y toro de fuego). Y junto a ellos el zanpantzar y los momotxorros. Decenas de basajauns, momotxorros, txatxos y perretzailes se adueñan de las calles del barrio de San Juan. Desde primera hora de la mañana, provistos con un carro, los personajes más tradicionales del carnaval navarro y también los propios creados en el barrio, inspirados en la mitología vasca, salen a recoger toda la comida posible para celebrar al mediodía una comida popular en la peña Donibane. Este recorrido, conocido como puska biltza, recuerda al realizado en los entornos rurales, en los que se va de baserri en baserri. Una familia de gitanos, con cabra incluida, acompañaron a la comitiva. Txistorra, chorizo, pan y vino paseaban de mano en mano de los participantes.
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